martes, 9 de enero de 2018

EL MITO DE ARACNE, LA OBRERA QUE SE ENFRENTÓ A UNA DIOSA


 



Aracne, famosa obrera de la ciudad de Colofón, trabajaba con gran habilidad los bordados, era una gran tejedora. De todas partes acudían curiosos para maravillarse de cómo tejía. Le decían que lo hacía tan bien que se llenó de orgullo y vanidad y llegó a retar a la mismísima diosa Atenea, invitándola a que demostrase, si podía, que era mejor que ella bordando. El desafío fue aceptado. Se pusieron una y otra a la obra. Atenea representaba en su tapiz a los doce dioses del Olimpo y en las esquinas, los castigos que sufren los mortales que se atreven a rivalizar con ellos. Mientras, Aracne representaba los abusos, crímenes y adulterios de Zeus. El dibujo era tan perfecto que Atenea, no pudiendo descubrir en él defecto alguno, hizo pedazos el hermoso trabajo en el que quedaban tan magistralmente representadas las locas aventuras y crímenes de su padre. En su envidia llegó a golpear a Aracne, y arrastrarla por el suelo tirándola de los pelos. Aracne, llena de desesperación, se ahorcó. Entonces, al fin, llegó la compasión al corazón de la diosa que la sostuvo en los aires con sus manos para que no acabara de estrangularse, y la transformó en una araña para que se dedique siempre a lo que tanto disfrutaba en vida: tejer sus telas

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