domingo, 19 de febrero de 2017

Disputas entre Zeus y su esposa Hera, llamada Juno por los romanos



“Su presencia (la de Hera) no faltaba jamás en los nacimientos ni en las bodas, pues otorgaba especial protección a las esposas virtuosas.  Su carácter era, sin embargo, autoritario y malhumorado, vengativa y terca en su querer.  Espiaba siempre a Zeus hasta en los actos más pequeños.  Y los gritos que los celos le hacían proferir estremecían al Cielo.  Zeus, por otra parte, era un esposo rudo y bestial y frecuentemente empleaba métodos violentos para acallar las quejas de su esposa, llegando en su salvaje conducta a atarle a cada pie un pesado yunque, maniatarle con una cadena de oro y colgarla de esta manera de la bóveda celeste.  Ningún dios fue capaz de librarla de sus ataduras y fue preciso recurrir a Vulcano que las había forjado”

(R. Graves, “Mitos griegos I”)

APOLO Y DAFNE



Orgulloso Apolo con esta victoria frente a la monstruosa serpiente Pitón, se atrevió a desafiar al Amor y sus dardos. “Nunca sufriré de amor. Soy tan hermoso que sufrirán todas por mí, mientras yo me reiré en sus narices”. Así pensaba en voz alta. Pero   El hijo de Venus le oyó y decidió tomarse cumplida venganza: sacó de su carcaj dos flechas, una de las cuales terminaba en una punta de oro e infundía el amor, la otra tenía la punta de plomo inspiraba el odio o el desdén.  Cupido dirigió la primera contra Apolo y disparó la segunda Dafne, hija del río Peneo.  Inmediatamente el dios sintió una violenta pasión por la ninfa y ella, lejos de corresponder a sus ternuras, huía de sus miradas. Apolo corrió tras ellas, a través de la pradera por donde serpentea el río, ya está a punto de alcanzarla y ella, desesperada, implora la ayuda de los dioses, que la transforman en laurel.  Apolo sólo pudo estrechar entre sus brazos un tronco inanimado.  Transido de dolor, arrancó del tronco algunas ramas y con ellas se tejió una corona, para llevar consigo lo que quedó de Dafne, para recordarla en cada momento, para comprender la dureza terrible del amor verdadero.