viernes, 3 de noviembre de 2017

EL DESTINO DE LAS ALMAS DESPUÉS DE LA MUERTE


Cuando las almas descienden al Infierno, cuya entrada principal se halla en un bosque de álamos negros junto al océano, los piadosos parientes proveen a cada una con una moneda que colocan bajo la lengua de su cadáver. Así pueden pagar a Caronte, el avaro que los transporta en una embarcación desvencijada al otro lado del Estigia. Este río aborrecible linda con el Infierno por el lado occidental.

Un perro de tres cabezas o, según dicen algunos, de cincuenta, llamado Cerbero, guarda la orilla opuesta del Estigia, dispuesto a devorar a los intrusos vivientes o a las almas fugitivas.


La primera región del Tártaro contiene los tristes Campos de Asfódelos, donde las almas de los héroes vagan sin propósito entre las multitudes de muertos menos distinguidos que se agitan como murciélagos. No hay uno solo que no prefiriese vivir esclavo de un campesino pobre a gobernar en todo el Tártaro. Su único placer consiste en los vertidos de sangre que les proporcionan los vivientes; 

En las cercanías, las almas recién llegadas son juzgadas a diario por Minos, Radamantis y Eaco en un lugar donde confluyen tres caminos. Radamantis juzga a los asiáticos y Eaco a los europeos, pero ambos remiten los casos difíciles a Minos. A medidla que se dicta cada sentencia las almas son conducidas por uno de los tres caminos: el que lleva de vuelta a las Praderas de Asfódelos, si no son virtuosas ni malas; el que lleva al campo de castigos del Infierno si son malas; y el que lleva a los jardines del Elíseo si son virtuosas.

El Elíseo, gobernado por Crono, se halla cerca de los dominios de Hades y su entrada está próxima al estanque del Recuerdo, pero no forma parte de ellos; es una región feliz donde el día es perpetuo, sin frío ni nieve; donde nunca cesan los juegos, la música y los jolgorios, y donde los habitantes pueden elegir su renacimiento en la tierra en cualquier momento que lo deseen. En las cercanías están las Islas de los Bienaventurados, reservadas para quienes han nacido tres veces y han alcanzado tres veces el Elíseo.

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