jueves, 8 de febrero de 2018

EL ACONTECIMIENTO PRINCIPAL DE SU VIDA: PRESO EN ARGEL

LOS CINCO AÑOS DE CAUTIVERIO EN ARGEL (Sus intentos de fuga).

(..) El primer intento de fuga fracasó porque el moro que debía guiar a Cervantes y a sus compañeros a Orán (plaza española) los abandonó en la primera jornada, y los cautivos se vieron precisados a regresar a Argel, donde fueron encadenados y vigilados más estrechamente que antes.




La madre de Cervantes, mientras tanto, había reunido a base de peticiones y de venderse parte de sus bienes, cierta cantidad de ducados con la esperanza de rescatar asus dos hijos. Pero cuando en 1577 se concertaron los tratos, resultó que la suma no era suficiente para rescatar a los dos, y Miguel prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo, el cual efectivamente regresó a España. Pero Rodrigo llevaba un plan un trazado por Miguel a fin de liberarlo a él y a catorce o quince cautivos más. Se puso en ejecución el plan, y Cervantes se reunió con sus compañeros en una cueva oculta en espera de una galera española que debía recogerles. Llegó, en efecto, la galera, y dos veces intentó acercarse a la playa, pero fue apresada y los cristianos escondidos en la cueva fueron descubiertos. Cervantes afirmó que él era el único organizador de la fuga y que sus compañeros habían procedido inducidos por él. El bey (gobernador) de Argel, Azán Bajá, lo encerró en su “baño” o presidio, cargado de cadenas e incomunicado, donde permaneció cinco meses.

El tercer intento de fuga lo trazó Cervantes con las esperanzas puestas en llegar a tierra hasta Orán. Envió allí un moro fiel con cartas para Martín Córdoba, el general de aquella plaza, exponiéndole el proyecto y pidiéndole guías. Pero el mensajero fue descubierto y empalado y las cartas leídas. Cervantes fue condenado a recibir dos mil palos, sentencia que no se cumplió porque fueron muchos los que intercedieron por él. El cuarto intento de fuga se verificó gracias a una suma en metálico que entregó a un mercader valenciano que estaba en Argel, con la cual Cervantes compró una fragata capaz de llevar a sesenta cristianos cautivos. El plan fue nuevamente descubierto, y esta vez, Cervantes fue condenado a una prisión rigurosa y el Azán Bajá decidió trasladarlo a Constantinopla. Cervantes, como las otras veces, asumió toda la responsabilidad del intento. En mayo de 1580 llegaron a Argel los frailes Trinitarios Fray Antonio de la Bella y Fray Juan Gil. El primero pagó y partió hacia España con una expedición de rescatados; y el segundo, que sólo disponía de 300 escudos intentó rescatar a Cervantes, por el cual se exigían 500. En vista de ello se dedicó a recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba, que reunió cuando ya Cervantes estaba con dos cadenas y un grillete en una de las galeras en que Azán Bajá zarpaba a Constantinopla. Gracias a los 500 escudos tan angustiosamente reunidos, Cervantes quedaba libre el 19 de septiembre de 1580. Se embarcó con otros cautivos rescatados, y el 24 de octubre llegó a España por el puerto de Denia (..).
(Martín de Riquer, Aproximación al Quijote)



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